Aquí me tienes fiel amiga
sobre tu manto de arena,
escribiendo sin prisa
este triste poema.
Han pasado los días
y aún recuerdo latente
cuando en olas decías:
‘soy cómplice inocente’.
Quiero hablarte de ella.
Es tan grande su ausencia.
Aunque lo intento no puedo:
me envuelve una pena.
Me hace falta toda ella.
Me hace falta, por eso
la busco en tu brisa,
y a tu brisa regreso.
Ha quedado su frescura
paseando en la orilla
allí donde nos amamos
con intensa locura.
Playa, fiel amiga
fueron muchos los días
que a tus aguas vinimos
a cultivar nuestro amor.
Se fue entre tus aguas
hacia el descanso eterno
sin saber que ha dejado
a un hombre muriendo.
En tus aguas nos amamos
en tu arena ¡no se diga!
Fuimos dos enamorados
entregándose la vida.
Aquí estoy playa, amiga,
para hablarte de ella
y pedir a tu mar
que la traiga de vuelta.
Le pido de rodillas
dibujando en la arena
el dolor de un mortal
para volver a verla.
Playa, fiel amiga,
quiero recorrerte.
Y en cada centímetro
rescatarla de la muerte.
No temas playa amiga
aunque ella está ausente,
aunque mi vida está herida
tú eres inocente.
Es por eso que a tu brisa
este suspiro regresa
evocando una oración
y un gran amor que no cesa.
J.N.Q.