Estamos de nuevo donde empezamos, dejándonos guiar por aquel aire nefasto pero delicioso que nos envolvió la última ves.
Dejándonos ser aquellos niños con miedo y con tantos tapujos que nos gustaba ser cuando estábamos juntos, enturbiando nuestras aguas para hacerlas parecer más profundas, siendo nosotros mismos quienes nos deteníamos al mirarnos, quienes nos perdíamos entre nuestros deseos de ser y sentirnos, de tocarnos, nuestras manos jamás se juntaron, jamás se rozaron y era la esencia que despedía aquella falta de tacto lo que nos enamoraba, lo que nos dejaba.
A la mar de tantas posibilidades, lo que nos abría tantas puertas y nos cerraba el mundo a nosotros mismos, y es que nos encantaba jugar a no jugar, estar sin estar , y era esa presencia sutil lo que nos atrajo tanto tiempo.
Ahora después ya de tantos años de jugar, ahora que nos hemos hecho viejos y ya nos dejamos de juegos, es que necesitaríamos más que nada aquella inocente falsedad que nos enfrentaba el corazón como si fuéramos simples gaviotas contra el viento, ese inevitable gozo de saberte inevitable…. Tantos años hemos vivido sin el otro y con la compañía de quien nos ha gustado inventarnos… y hemos sido felices, lo dijiste de forma tan definitiva que me embargo un odio profundo, deseando que no supieras lo que sentía… lo que pensaba…
Como logramos aquello, con tan solo ser humanos…..