Llegaremos, donde tus risas rasguen las pansas de las piedras, donde las sombras prolonguen la tuya como ámbar virtuoso, donde las cosas y yo seamos estatuas que admiren tu belleza, donde el aire abandone su vestido transparente y solo el viento y mis manos vistamos tu piel… donde la muerte solo sea otra forma de amarnos, amada mía. Llegaremos, en tren sin rieles o sin metal, en aviones con vértigo, en barcos resecos, a pie por caminos desmenuzados por el tiempo, pero llegaremos, con pasos que encienden fuego salvaje, insaciable, donde las rosas sostengan al cielo. Llegaremos para quedarnos, como una primavera 4 veces al año, como el silencio en las tumbas de antaño. Y es que llegaremos, llegaremos.
LRL
15-8-2011