No estás muerta, estás congelada
Congelada en mi nada que es todo
Pero que terminó de algún modo
Por la cólera que exploto enfadada,
Por la indiferencia mediática
Que atacaba mis sentimientos enamorados
Y que fulminaba mi corazón idiotizado.
No eres tú, claro que no, por supuesto,
Eres otra, no desde hoy ni desde ayer,
Eres otra desde hace mucho, desde que olvidaste
Que era el loco coleccionador de
Billones de besos y de abrazos, que
El tiempo arrastró hacia el olvido.
No eres tú, desde que el verbo elocuente
Dejo de ser plasmado para mí,
Para sorprenderme y enamorarme,
Para alimentar lo ilógico, lo utópico,
Para alimentar todo lo que sentí
Desde que para mi buena o mala suerte
Te cruzaste en lo incierto y te conocí.
No somos ajenos, ni conocidos, somos extraños
Extraños que extrañan y mueren extrañando,
Extraños que olvidan lo que siente el otro;
Extraña egoísta que al igual que el personaje de Moliere
Se aberra a sentir lo que sentía el enfermo imaginario;
Una extraña, que talvez extraña, pero que ignora
Que en la distancia las palabras valen y llenan.
No somos lo que tú quieres o yo quiero
Somos lo que naturalmente se nos ocurre ser,
Sin tener culpa de hacer todo o no hacer nada
Somos el verso inerte que va muriendo en el poeta
Y que nunca será conocido ni leído…