Que cosas habré visto
charlar con la yerta piedra,
sentir el abrigo del frío
del sudor al calor del camino,
elocuente brisa a toda prisa
del parco sueño encanecido.
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Cuchichear del arroyo al río
ojos de mar azul y blanco
como espuma y sal que guarda
el acantilado del campo
hilos del camino como surcos
vías del tren del camino
y en el árbol de extensos parajes
en tus cuadernos guardas el canto del ave,
del tupido plumaje guardan la clave
del suelo al cielo hasta la nube
cayendo en picada de sable cortante
como dijo el cantante no somos nada
pero si somos alguien para nosotros,
he ahí el detalle de la calle
yo soy yo y tu eres alguien importante.
.
Delirio del camino en el lirio
que deja a la rana hundida
bajo el agua del charco de chocolate
espeso granito fundido
jugando a ser zapato
del pie fugitivo y preso
por la media caña cohibido.
.
Cercenadas flores del camino
de pétalos rojo fuego un río
y en la barca de mis manos
la caricia encallada en perfume
del recuerdo, del floreciente cielo
del azul y gris invernadero.
.
La luna clavo sus ojos en esta alma
del poeta emergió el corazón
y en sus venas la razón
que guarda su condena
en la hemática costumbre
de los rojos alaridos del mar intenso.
.
De la cantina de la vida
quiero ser la copa mas vacía
la que dejo saciado tus labios
de la reseca sed de la melancolía.
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autor: Adolfo Casas C