FELINA

ES TU SILENCIO QUE CERCENA MIS LATIDOS

 

Siempre se duermen en mi boca, las palabras,

aquellas que aún no he pronunciado,

calladas, pausadas, en un coma perenne,

con destellos de la muerte.

En un grito desgarrador de mis adentros,

tiembla el alma, convulsiona el cuerpo.

Es tu silencio que cercena mis latidos,

es tu silencio que azota el viento

contra los cristales de mi abatimiento,

golpeando tan fuerte mi alma,

que se va desmoronando en partículas

que caen sobre mis pies desnudos…

Como desnudo queda mi cuerpo

despojado de tibieza.

Ya nada habrá de entibiarme,

con un manto de frialdad

cubriré mis carnes,

dejaré que habite en mí

la temible soledad.

Ya todo está consumado,

nadie recogerá los pedazos de mi espíritu,

sólo queda el eco de un recuerdo, qué, con ímpetu

taladra mis sentidos hasta romperlos…

Un recuerdo que se va diluyendo

entre mis manos, como el agua de los océanos,

como la vida que lentamente se termina

por aquel amor que vi pasar un día.

Se fue por la senda sin regreso,

saturado de amor y de embeleso...

¡Se fue con el alma engrandecida...

llevándose mis ilusiones y mis besos!

Felina