Que imponente el viento con su rugido
que hace caminar a los árboles,
que arranca gritos al silencio
y domestica cualquier montaña.
(Mi manos son sólo polvo hecho piel,
casadas de sentir como se resbala
más polvo a través de ellas)
Que imponente el viento,
cuando se filtra por mi oídos
y tumba los edificios de mi mente.
A veces quisiera ser viento
para derrumbarme a mí mismo...