Observando las nubes de algodón
saboreando el ocaso nacarado
oigo un susurro que rasga el viento
helado, apesadumbrado, lo siento.
Pero solo soy un espectro de mares
que naufraga en las fuentes del recuerdo
sola, seca y machita me encuentro
vagando por haces de luz, es cierto.
Incendio el hilo que nos adormece
en un bosque lleno de espejos tristes
tallados en un pecado del alma.
Y atado mi ser a un muelle eterno
a un sinfín de palabras encalladas
duermo en océanos del sueño imposible.