Suenan alborozadas risas en un jardín del amor, pues se han enamorado una rosa y un clavel. De esa unión tan diferente, tres flores distintas han brotado. Entre ellas un bello capullo, que poco a poco abre sus pétalos con primor; su sonrisa ha cautivado un juvenil corazón. También un fuerte geranio se abre paso hacia el sol, quiere ser tan alto como su progenitor. Con dulzura e ingenuidad se acerca a la rosa un hermoso pensamiento azul, le abraza y le susurra: “te pintaré con mi color y te regalaré mi perfume para que seas siempre hermosa, mi amada rosa azul”.
Y la historia continúa entre besos y abrazos de la planta singular que ha crecido en mi jardín. El rocío se detiene para mantener la ternura que se desprende de cada flor, y el viento se mueve entre sus ramas para silbar una melodiosa canción. Yo lo regaré con la lluvia de mis ojos que derraman alegría al ver sus colores brillar y conservaré ese alegre jardín, aquí, junto a mi corazón.