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Paseo por la cabaña

Una pequeña colina, el sol muestra sus ultimos rayos en el horizontes, un ligero viento mueve las hojas de los arboles; mientras diversos copos de nieve se deslizan entre las ramas hasta un piso cubierto de una fria alfombra blanca; unos arbustos moviendose ligeramente, del que salen un par de conejos que rapidamente se cuelan en su madriguera para tomar el acogedor calor del propio hogar.

Un camino de piedras, marcado que siluetea la colina subiendo a un lado un cerco de madera cubierto por el blanco manto y una calida cabaña de madera.

Se nota un jardin, durmiendo bajo la nieve, esperando el calorcito de la primavera para mostrar sus brotes; pero ahora las semillas duermen placidamente en el silencioso invierno. Una ventana entreabierta y apenas iluminada deja salir unos rayos de luz; un puerta cerrada, que se abre al menor roce, como dandote la bievenida.

Abres la puerta, una pequeña alfombra de piel recibe tus cansados pies. Notas un calorcito hogareño que choca tu cuerpo apenas entras; luego miras alrededor:

Una mesa de madera, un jarron con frutas encima, una sillas, decoradas con tallados naturales, un florero con rosas en el medio, a un costado una pequeña chimenea con un caldero y una extraña comida cocinandose dentro aunque un aroma apetitoso se mezcla con incienso en el aire. A un costado un cuadro de una cascada, cuyas aguas caen a un lago rodeado de gran cantidad de flores y colores. Se oye una suave musica de fondo solo interrumpida por el chisperio del fuego de la chimenea una delicada araña de oro cuelga del techo iluminando toda la cabaña con velas

La tenue luz, realza cada detalle y notas, a un costado un armario, lleno de vajilla, platos, copas, utensillos de plata y copitas de porcelana y, completando la escena, una calida, blanca y una enorme alfombra cubriendo el piso.

Te sacas el calzado y sientes como, al caminar, la alfombra acaricia tus pies aliviando el largo viaje. Te imagino acercandote a la silla, te sientas en ella, recostando tu espalda y de pronto, un pequeña maullido irrumpe el silencio. Notas una elegante y pequeña sombra asomarse desde detras del armario, se acerca a tus piernas y las acaricia con su cuerpo mientras ronronea; lo tomas en tus manos y te lame una de ellas, en señal de afecto. Lo recuestas en tu regazo, sobre el cual se acomoda cual bebe y acaricia tu mano, con tu carita; mientras con la otra mano acaricias su espalda y su pelaje mimandose mutuamente.

Luego sientes un beso en tus cabellos y un par de manos toman tu cintura; una dulce voz te susurra dulces palabras a oido y cierras los ojos, escuchando y dejando que cada palabra cale en ti hondamente; sientes nuevamente que te besan el cuello ...