¡Resucitamos!
Vos te sentas a la derecha del Dios padre,
yo te coloco allí con la mirada;
lleno con café caliz de amores.
¡Nos crucificamos!
¡Que velada!.
Que noche extraordinaria la de anoche
noche de perdón
noche de entrega
con un Jesucristo en nuestras bocas
vimos que el sentir se nos renueva.
Que sublime y santa madrugada
recé por tu amor, vos por el mío
y movimos hasta las montañas
hasta culminar sobre este río.
Río de pasión bañando el alma
alma que abrazamos como panes
y nos repartimos con la calma
de sabernos peces para el hambre.