El Catire Artemio soñaba hermosas tierras,
cabalgó al lado de un coronel,
se olvidó de aquel último beso de la madre,
se convirtió en el trueno armado,
luchó con coraje, el más valiente,
mi abuelo era el revolucionario fiel.
Hasta que una bala le rompió la esperanza,
con la pierna rota regresó vencido,
los años de aventura terminaron,
siguió de peón en tierras ajenas
del mismo coronel, su líder querido,
el que le preñó una hermana,
y mi abuelo Artemio de revolucionario
no le quedó nada.