Por una pena de amor, hay quien pasa su vida,
paseándose en la tristeza, las penas y amarguras,
sin querer ver más allá, del uso de la razón,
y por qué por un amor, enloquece el corazón...
Es como vivir los días, peor que en el mismo infierno,
y hasta de Dios perdemos la fe que se ha de tener;
Vil error pero lo cometemos, queriendo o no queriendo,
pero si, por envolvernos, al amor de una mujer.
Sin ellas no somos nada, como hombre lo comprendo,
ya que producto somos, de su vientre y sus entrañas,
como madres nos amañan a sus caricias y besos,
y como amantes nos tornan en cautivos de sus deseos.
Unas con gran pasión, entregan su vida y alma,
pero se pierde la calma cuando un amor se ha perdido;
que hasta los cinco sentidos pierden la fuerza también,
y nacen penas de amor, al adiós de una mujer.
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José Miguel (chemiguel) Pérez Amézquita