El hijo de mi adorada vecina
es un zángano y un bribón
cuando no duerme todo el día
está pegado al televisor.
Comida caliente y servida en la cama
es unos de mis oficios preferidos,
la ropa limpia y bien planchada
por ello doy gracias al Dios divino.
Hoy confieso sin remordimiento
que en el mundo hay muchos Holgazanes,
uno más, no es ningún tormento,
que viva a expensas de sus padres.
Soy vago de día entero
Y esto, entiéndase muy bien,
me le niego a la labor,
a tamaño compromiso,
¿A laborar para quién?
Si mañana seré el mismo;
no me ando con chiquitas
cuando de sueño se trata
el trabajo a mi me mata
porque el descanso es precioso…
mi apellido es Pérez Alta
Y mi nombre es Perezoso.
Yo para ganarme el pan
ya tengo mi profesión
soy un gran holgazán
de empírica educación.
El trabajo a mi no me ocupa
lo digo y no me avergüenzo,
soy holgazán y no tengo culpa
de llevar, la pereza tan adentro.
Que trabajen los demás;
el trabajo a mi me estorba,
soy persona muy capaz,
soy Holgazán a mucha honra.
Abril, Iván y Díaz Valero
con inspiraciones iguales
demostraron de modo sincero
que son grandes holgazanes.
Y aquí he de terminar
esta historia que les conté
y aunque algunos harán ja-ja
otros en cambio, harán je-je.
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