Caen las sombras por las que te busco,
con una dulce lámpara que abre el cielo nocturno,
caminando entre el eterno crepúsculo,
mientras va muriendo el viento taciturno.
Te vi venir de entre las sombras de regreso,
corrí hacía ti, para darte un tierno beso,
nos ilumina el camino la luna,
como cada noche sale para nosotros oportuna.
Fulgores de amor que vienen de mi niña lejana,
vienes a mí lentamente con los colores de la mañana,
rebeldes ante las sombras que no son sumisas,
se esconden en lo dulce de tu hermosa sonrisa.
Bocas ya juntas que se besan con prisa,
bañadas por la nocturna brisa,
dos almas que por volverse a ver están contentas,
cada palabra se convierte en poeta.
El tiempo lo dejamos, en nuestra noche de amor, omitido,
mientras la luz brilla sobre ti, la traes contigo,
callamos los sonidos con nuestros besos,
amada mía, tejiendo con colores nuestros cuerpos.
Extendiendo la escritura de amor desatada en tu cuerpo,
construyendo una romántica escena con fragmentos,
con luces de un reflejo hace poco tiempo anónimo,
en un torrente de amor y de murmullos.
En tus hermosas pupilas veo mi reflejo,
parecen dos pequeños y bellos espejos,
especulando en tu corazón, como un libro, para mí abierto,
lo recibo en mis manos, con cariño.
Las letras se escriben en nuestra alcoba y combinan,
son como pequeñas y musicales notas,
vienen de un poema oscuro, de amor y de luz,
envueltos en una espiral de amor y de eternos besos.
Nuestros ojos y nuestras almas forman nuestro amoroso reino,
constancias que se disuelven y nacen del espejo,
todo a nuestro alrededor se vuelve lento,
hasta el mar cuando golpea sus olas en el puerto.
Sueños volcados a la realidad, perfectos y sabios,
haciendo crecer cada vez más nuestro santuario,
misterio de nuestros sueños mientras se escuchan nuestras voces del pasado,
besos y amor que cada noche mutuamente nos hemos entregado.
“Cada noche con nuestro amor nos acompañamos, no dejo de demostrarte, con detalles, cuánto te amo, no dejo de tocar tus bellas manos, ni mirar tus ojos, ni dejo de besar tus labios, no me canso de acariciar tu cabello, ni dejarte de demostrar cuánto te quiero, te dibujo y te escribo en mi cuaderno, te delineo con mi pluma y acaricio, recorriendo cada parte de tu cuerpo, ¡Te amo! Mi niña hermosa ¡Te quiero!