Me escapé un momento para leerte,
no podía más, necesitaba tu calor,
el hogar emocionado de tus palabras.
Subí al estudio, solo, envuelto
en el silencio de unas paredes amigas
y la mirada cómplice de mis libros.
Como otras noches, nos emocionamos
y vi el color de tus versos y tu mirada
cristalina de claros ojos profundos.
Fui a tu encuentro y te abracé,
sentí tu voz acariciando mis poemas
y volví al redil, pensando en escaparme.
18 de agosto de 2011
Pau Fleta