Anoche, sentí la brisa helada.
Entrando a mi alcoba.
Sentí tus manos, acariciarme.
Con la suavidad del viento.
Mi piel se erizaba.
Al contacto de tus dedos.
Recorriendo mi cuerpo.
Como si fuese agua.
Tus labios envolvían los míos
Y los quemaban, cual brazas ardiendo.
Recorriendo por dentro, hasta tocar el alma,
Tu aliento, en mi cuello se posaba,
Como si fuese nieve, pegada a una rama,
Tu cuerpo, tu cuerpo… tan cerca del mío.
Que me asfixiaba.
Perdí la razón.
Nuevamente te soñaba.