A un corro de niños
frescos e inquietos
Dios con su amor vino
con juegos repletos
de ingenuidad y cariño
con el corazón, su cetro
personalmente servia
desde fuera y desde dentro
un banquete que atendía
con armonía y atento
de aperitivo, amor fino
de primer plato, amor llano
de segundo, amor fecundo
de tercero, ese amor primero
y de postre, el amor con su dote
un árbol les daba techo
las aves les observaban
y curiosas y entusiasmadas
piaban a pleno pecho
y su atención la reclamaban
en fin…..
en este trance
y con el corazón desecho
a la gracia le di alcance
y las lagrimas por derecho
en el rostro hicieron su trecho
y suspendido y al instante
me sentí un niño
me sentí un ángel