Zacatecas, te extraño tierra mía,
añoro tus cerros y montañas
la plata que guardan tus entrañas,
y el invierno aquél... de noche fría.
Extraño mi calle del Ángel llamada
que en septiembre es paso de peregrinaciones
añoro tu marcha, todas tus canciones,
mi cincuentenaria escuela general Estrada.
Extraño en abril, aquellas mañanitas
que tanto gozaba en pulcra alameda,
donde caminaban muchachas bonitas,
de porte elegante, con moños de seda
añoro a quien supo mis primeras cuitas
allá en Zacatecas, su recuerdo queda.