Cuando pienso en tus besos
y en tu alma cristalina
entonces fluyen los versos
de mi musa cantarina.
Al pensar en tus labios traviesos
el recuerdo me ilumina
y seguro que es por eso
que van surgiendo mis rimas.
Escribir, es un proceso
como pocos se imaginan,
pero al pensar en tu cuerpo
los versos se me encaminan.
Es tu boca de cerezos
y tus manos de porcelana fina,
las que nutren mi embeleso
y me obligan que te escriba.
Tus ojos me tienen preso,
pues la forma en que me miras,
multiplican los excesos
de tus brillantes pupilas.
Te escribiré unos cuartetos
porque de verdad me inspiras,
después te haré unos sonetos
y Haikús con su brevedad conocida.
A tu vida fascinante
la pondré junto a la mía
con las rimas consonantes
de mi amada poesía.
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