Quiero ser de ti lágrima perfumada
para rozar tus mejillas tersas
saciando la sed de amor, mi amada
y beber de tus labios el néctar que aderezas.
No gastes alma, lágrimas en cosas banales,
mejor derrámalas en el jardín de mi pecho,
que paciente cultiva, estrellas en el firmamento,
pues caudales de plata, son tus palpitares.
Pétalos se deslizan sobre tu cuerpo mojado,
que impaciente brota sobre mar de hojas,
que a su paso el invierno ha dejado
y solo tu capullo de rosa, con el rocío forjas…
Vuelve a mí y envuelve mi alma frágil,
en tu aroma sensual de jazmines,
que enciendes a mi corazón ágil,
que revolotea en tus labios cual colibríes azules.
Quiero ser de ti el pecador exclusivo,
el que ha besado tus labios de carmín,
preso de tus encantos vivo,
por el embrujo de tu aroma a jazmín.
El veneno dulce de tu ser necesito,
para calmar la sed de mi alma errante,
y verter sobre el jardín fulgurante
de mi pecho, el caudaloso río de tus labios.