MUJER, SIMPLEMENTE MADRE
Es aquella mujer de cabellos plateados, que con su tierna manera me abrigó en su regazo, acariciando las pieles de quienes Dios ha dispuesto, para permitir mecernos en su desgastado cuerpo.
Madre es aquella flor grande entre las más bellas rosas, que tiene aroma de vida y de consejo asertiva; Madre es aquella preciosa nota musical, que con su voz me arrulla a la hora de calmar, mis más ávidos errores, pensamientos y otros más.
Aquella que tantas veces mis lagrimas secó, con su cabello canoso cuánto por mi ella sufrió y hoy merece una estrella en el firmamento, la más brillante y hermosa como su regaño a tiempo.
Por ella yo he vivido, por ella yo he amado, por ella yo he sentido lo dulce y hasta lo amargo, por no acatar sus consejos de una nueva promesa que conmigo ya ha labrado, cuando de casa me fui a recorrer mundo extraño.
Así me muestra la vida aquella bella mujer, que con eternas premuras siempre me entregó su ser, orgullosa yo me siento cuando de su mano blanca, me regala cada día su Bendición santa, sin temor a tropezar con su candoroso beso, la dejé sola y triste cuando tenía receso.
Olvidada para muchos, apreciada para otros, se siente débil ahora que sus fuerzas yo denoto, sus huesos ya no le aguantan, sus ojos ya no le sirven pero su corazón fuerte sigue ahí siempre firme, a recibir a su esposo, hijas, nietos y bisnietos con su grandeza sublime.
Madre… mi Madre querida, yo mi vida te la debo, ahora que estoy ausente no sabes cuanto yo siento, no haberte reconocido aquellos días de desvelo que incesante y absurda nunca debí recorrerlos.
Perdón te pido yo ahora por alejarme de ti, perdón por tus canas largas las que te hiciste por mi y que ahora son la muestra de ese amor incansable, que me diste desde niña y que ahora es implacable, cuando sin reconocerte el amor que yo te siento, sin haber dicho TE AMO cuando te sentí tan dentro, de mi alma ya vacía por estar sin tu amparo y que algún día yo pueda devolverte sin reparo.
Con nombre de flor te llevo MAGNOLIA dentro de mi, a Dios le pido en mis ruegos y le imploro hoy por ti, y que cuando tu me ya faltes y entre tus brazos no esté, me de la sabiduría que tu me diste al nacer.
Adorada Madrecita hoy te quiero reponer, con letras de amor sincero lo que de ti llevaré, eternamente y en alto tu nombre podré gritar, preciosas dádivas y cantos cuando tenga yo tu edad, ese es aquel legado que puedo yo hoy tener, cuando a mi hija y mis nietos les diga quien fue ese ser, que me dio tanta alegría y me supo comprender la que me llevó en su vientre y después me vio nacer…
Esa es mi Madre querida, mi mayor adoración, hoy te pido MADRECITA que me des tu Bendición…