Un día Blanco
Un día de nieve que congelaba la piel
La cordillera majestuosa
Como la diosa de los montes
Brillaba en los ojos de un ¡Amor!
Junto a mi sofá soñaba
Mirando por la ventana esa blanca cordillera
Que vio jugar a ese ¡Amor! como una niña
Que olvidaba su edad adulta.
El frío se podía ver en su piel
Mis ojos ya delataban la verdad
De mis sentimientos
Soñaba junto a un leño candente
Que humeaba en el centro de un fogón
Con esa niña mujer que me entregaba su ¡Amor!
Sin prejuicios, ni condiciones.
Al día siguiente el pasto se tornaba blanco
El frío de la mañana entumecía mi rostro,
Pero no impedía que añorara
Los días felices que con ella compartí.
Hoy a un paso de la ¡Primavera!
Sólo quiero que en mi jardín
Aparezcan las primeras tres ¡Rosa Rojas!
Para ponerlas a sus pies.
Autor; Hernán R. Cornejo Véliz