La señora rata
dijo a sus ratoncitos
que la señora gata
tiene su apetito.
Y haciendo alarde
un ratón lanza el desafío,
si ella lo tiene, madre,
yo también tengo el mío.
Una actitud inocente
asumió el pobre ratón,
y fue directo a la muerte
por mala interpretación.
Aunque él tenía apetito
sin duda era diferente,
por eso, el mensaje enfatizo:
No aconsejen ambiguamente.
AUTOR: Alejandro J. Diaz Valero
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Maracaibo, Venezuela