Apareciste, como el sol después de la lluvia,
como el cielo abierto y despejado, después de la tormenta,
como un regalo de dicha, después de la tristeza.
Eso eres, mi sol,
que me ilumina con su tierna mirada,
con su sonrisa abrasadora, que me estremece,
como un refugio de amor.
Tu bella trova, entrega absoluta de tu ser,
espejo de tus sentimientos y de tus flores,
han encajado en las mías y en mi piel.
Sol,
te espero en acordes, al amanecer,
y sufro el silencio de tu partida, al atardecer,
miró el rostro de tu horizonte
y trato de ver más allá de tus ojos,
más allá de tu luz, de tu entrega, de ti…
(Derechos reservados©2009)