Mas no nos importa quiénes somos,
cómo hacemos para odiarnos, o amarnos.
Y a dónde nos lleva la onda
de las angustias que penetramos.
Somos las sombras de los gritos
que corren con voz fantasmal.
Entre enemigos, somos amigos,
Se nos acepta como tal.
Somos ingenuos e inmaduros,
cuando reímos vamos a llorar.
Somos humanos vivos y puros,
Y muy difíciles de penetrar.
LEOM KOLMNELA