SIGUIENDO UNA HUELLA, TATUADA EN MIS
HUESOS,
INCENDIADA EN MI OSAMENTA… TE PERSEGUÍ...
CUANDO A MÍ LLEGASTE CON LA LUZ Y CON LA
SOMBRA….
CAMINÉ SOBRE EL LOMO DE LOS VERSOS,
PERSIGUIENDO TU ESENCIA
Y LLEGUÉ AQUÍ A ESTE RINCÓN DEL ALMA…
UN PEDACITO DEL CIELO
Y ESTANDO AQUÍ, TE BUSQUE EN CADA “M”.,
DEBAJO DE CADA MUDA “H”, QUE SIENDO TUYA
SE TRANSFORMABA EN GRITO COMBATIENTE…
Y TE QUISE DESCUBRIR EN UNA “Z”,
TAL VEZ, PORQUE ELLA NOS UNE
AL SER TU ÚLTIMO ALIENTO Y MI PRIMER SUSPIRO…
Y... AL FIN EN UN POEMA DE PABLO NERUDA,
LAS LETRAS ME TOMARON DE LAS MANOS
Y ME LLEVARON HASTA TI…
Y ASÍ, ASIDAS DE LOS VERSOS... TE ENCONTRÉ…
ESTABAS SENTADO SOBRE LOS MUERTOS,
ABRAZANDO LA NOBLE CALAVERA DE RAMÓN,
LLORANDO CON DESCONSUELO DEBAJO DE LA
SOMBRA DE UN ALMENDRO...
TE VI TAN TRISTE... TAN ACONGOJADO,
QUE TE QUISE CANTAR UNAS NANAS
CON GUSTO A CEBOLLAS…
PERO PREFERÍ GUARDAR SILENCIO…
POR EL HOMBRE MÁS APENADO QUE NINGUNO…
LEVANTASTE TU PENA AL CIELO Y ME ENCONTRÉ
CON TU MIRADA LEJANA Y PERDIDA EN MIS OJOS…
TU MIRADA DE ESPOSO SOLDADO, ANSIADO POR EL
POLVO...
ME ARRODILLÉ ANTE TI Y TOMÉ TUS MANOS...
ÉSAS QUE AL ESCRIBIR...
TOCARON UNA FIBRA DE MI ALMA...
UNA FIBRA DE MI SER...