Hoy ha querido el destino
frente a esta copa con vino,
sentarnos a conversar.
Deja que brinde primero
es tanto lo que te quiero,
que me apetece brindar.
Recordando el tiempo ido
pausando en algunos trechos, es tanto lo recorrido
en el largo caminar.
Brindo pues amigo querido
por todo lo que el olvido,
no nos pudo arrebatar.
Esos momentos dichosos de juventud desmedida
donde corremos la vida,
sin temor de tropezar.
Instantes de algarbía
que hoy nos llenan de alegría,
tan solo con recordar.
El día de mi matrimonio
seguro llegó el demonio,
a tus puertas a tocar.
Vi tu mirada de santo
enturbiarse con el llanto,
que desjate escapar.
Al nacer mi primer hija
tu mano estuvo fija,
ayudaste hasta a pujar.
Fue tu homenaje sincero
ofrecerte de primero,
para llevarla a bautizar.
Y como rayo de luna
vigilaste que en su cuna,
nada la fuera a turbar.
¡Ay mi amigo y compañero de aventuras y de trances
no faltaron los percances,
en nuestro peregrinar.
Sirve otra copa de vino ya que un brindis se hace corto
para beber sorbo a sorbo,
tanto de nuestro andar.
Me miras ya sonriente
el vino nuble la mente,
¡yo conozco ese mirar!
La sangre ya está caliente
el sudor moja la frente,
es hora de regresar.
Alza de nuevo tu copa colócala aquí de frente
pues no ha podido la muerte,
nuestra amistad quebrantar.
¡ Se teminó la botella!
Se ve que ahora a tu estrella,
es tiempo de retornar.
Vas en pos de tu camino
ha de querer el destino,
nos volvamos a encontrar.
He de abrazarte mi amigo
he de reunirme contigo,
Al dejar de respirar.
A Wolfgang Morales Díaz.
Un amigo inolvidable.