Dejé su recuerdo,
estampado,
sobre una argentina,
estrella.
Planto,
sobre una rosa blanca,
un amoroso beso,
en honor a la luz,
que iluminaba,
mi esencia.
Se me rompe,
la vida en mil pedazos,
cada vez,
que la evoco.
La amo,
como se lo prometí,
más allá de la vida
más de la muerte.
La amo,
en la distancia,
la amo,
en cada beso,
que guardo en mi conciencia.
La amo en sueños,
porque extraño,
su presencia,
y en las noches de insomnios,
cuando me tortura su ausencia,
le susurro a la almohada,
su nombre sagrado
y le imploro al cielo,
piedad,
porque no puedo,
resignarme a vivir,
sin su evocada,
presencia.