Los relojes
se han tragado el tiempo,
los péndulos
dormitan con resaca,
las horas
silenciosas pasan
sin marcar la fecha
en el calendario.
El tiempo yace inmóvil,
pero mi corazón palpita
y en mi cuerpo
los rigores de los años
hacen sus estragos.
Todo al derredor
es lúgubre y sombrío,
desde que tu cariño
se ha desvanecido.
Ahora es ignoto
pensar que te he tenido,
sólo una sombra
de lo que fuiste un día
se pasea por mi cuarto
a la deriva.
Los relojes...
se han tragado el tiempo,
pero para mí
es interminable,
porque me socava
una angustia
que no cesa
y una fatiga
que se hace
inquebrantable,
penetra
en las entrañas
de mi alma,
la carcome...
igual que la herrumbre
roe aquel navío
que hace tiempo
está encallado
en las profundidades
del río.
Felina.