Luis Rayo

TUS DOS LUCEROS

Y en la puesta del sol,

 tus ojos de mirada calmada
embellecían más tu rostro,
y el mar aclaraba tus ojos

venidos del cielo como dos resplandores.
Y la inmensidad de tus deseos alados,
volaron con la fuerza de un relámpago

a las entrañas de mi propio corazón,

fue entonces cuando me aferré a ti,

a tu figura, a tu sonrisa, a tu pasión.

Y en mi alma sólo un sentimiento,

el tuyo, amor de mis cielos,

y en la bóveda celeste a gritos digo,

se podrán marchitar las flores

en la aurora radiante,

se podrán extinguir

las olas bravías

de los mares,

  pero nunca, nunca,

el bello resplandor

    de tus dos luceros.