Seguiremos en manos de la contradicción,
tratando de enseñarnos a costas del cauce del destino,
de la corriente humana de la que somos partes.
desde este lado de la noche
la ventana de mañana,
el hilo de la luz que se teje
entre las aristas refractaria de Orión,
y el desordenado paralelo compuesto de personas;
colocamos una muralla de afinados cuidados
en torno al placer que nos produce amar,
y de un salto
nos llevamos hasta las profundas rompientes
en que han flotado siempre a salvo
nuestros mas naturales sentimientos,
protegidos por los Dioses de la Eneada,.
damos mas de un fin a nuestros días,
y alcanzándolo
nos dejamos vencer por el aliento presuroso de la felicidad,
caemos en cuanta para desarmarlas,
y haciéndolo quedamos a merced de la distancia,
de ese inalterable cuadro maduro de hojas,
de colores soñados al margen de la vivacidad,
cercado por la calma y la inocencia,
por el ojo y los gestos sedientos del jardín.
truncamos la secuencia,
y con ello la oportunidad de pasar ilesos,
al intentar editar la mejor parte del presuroso recorrido.
confiamos todo a la esencia-presencia,
despidamos al mirar;
como si en cada pulula
de las que cazan el mundo
se hubiera extinguido el brillo
y vence íntimamente la tiniebla....
escogemos un resto flotante
de profundidad para elevarnos
hasta la punta sobreviviente de la isla
donde nos esperan los Dioses.
y con las raíces del Alma y Corazon
nutrida de corales
asimos el pupilar atolón
para que la luz naufrague,
para que el sueño vage,
y la sensación persista,
para que el pienso brote sobre nuestros cuerpos,
y descanse eterno inconfundible de nuestra Magia...
A nuestro alrededor siempre estuvo el cielo abatido,
infiltrándose a bocanadas de azul
sobresaturado e invisible por nuestras ventanas...
a nuestras espaldas lo inmenso
y lo devuelto
lo reolvidable
y lo intacto....
así...
las cosas que hoy puedan figurarse grandes
siempre fueron como el salto de la nieve,
como en la punta de la Pirámide Dorada,
destellando en lo mas alto,
como el filo de la noche resaltando en la negrura.
han sido los pasos huellas desconcentrantes en las nubes,
pájaros abatidos
por el incontenible desenfreno de la lluvia,
intromisiones de parte de la plenitud...
un tendido de omisiones
que no cabe
que se descarrila corazón abajo.
las acciones otorgadas
como prendas a la fugacidad
han volado antes
presurosas de las manos
han sido del detalle
lo que el sonido del pasador a tus oídos.
¿por dónde empezar a revisarse la piel?
cada secreto repentino empujado
por el gozo a resbalar a esconderse
airoso en la campanada,
es idéntico al lugar que nace mientras dormimos,
es en el rabo de la consecuencia
el tenue impacto que desdibuja los destino.