Yo vivo aún la esperanza de que llegues a mis brazos,
de sentirte toda mía y que me grites te quiero;
y que al mirarme a los ojos te des cuenta que te amo,
y que al no saber de ti lo mucho que yo te extraño.
Compréndeme, ya más no quiero sufrir al no tener tu sonrisa,
y los encantos que tienes que te hacen ver tan linda;
imagínate la mar, que le negara a sus playas disfrutar su dulce brisa,
que mal se han de sentir, igual sentiría yo si me niegas tus caricias.
Tú eres luz que me ilumina, la que me roba la calma,
la que sin ser un profeta te predije para amarnos
la que te busco en las sombras de una noche oscura,
y la que vive en mis sueños.
Muy bien sé que desesperas al pensar que yo te engaño,
que el amor que te juré ya no sientes ser tan fuerte;
pero mi amor es muy puro y late dentro de mí,
y será siempre por ti, hasta que venga la muerte.
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José Miguel (chemiguel) Pérez Amézquita