Escucho sentimientos rebotando en el techo
de mi claustro infecundo.
Sobre la pared, el reloj con sus brazos en jarra
espera inutilmente.
(Por estos días, la desazón es una calesita que jamás se detiene)
Tinta tras tinta
los intentos,
se van acumulando en un desierto de hojas
y los renglones, ávidos de vuelo,
son pájaros hambrientos.
Minúsculo me siento
en el reducto estéril
de un frágil universo.
Minúsculo me siento
sin vos acá,
para hilavanar un verso.