Tengo mi tinto añejado,
mi blanco afrutado.
Mis musas
y mis lunas de miel,
tu atardecer,
un cuervo
que me ahoga la garganta
y una posa de lagrimas vivas.
Tengo la guerra fría
en mi cama
y la paz mundial
junto a tu amanecer.
Tengo el jazz
de un saxofón,
mi poesía
y mi trova,
un brindis por ella,
un trago esperando
por ti
y tu recuerdo en mi espalda.
Tengo la tierra,
tengo la vida,
aunque la tuya…
la sigo buscando
mujer de Paris.