He blandido la cicatriz del tiempo,
solo para detener el desplome que se avecinaba.
He quedado tan próximo el claro por donde pasa el beso,
que apenas alcanzo a sombrear mis ecos.
Has sido,
con la repetida lira de tus insinuaciones,
a pasear sobre el descalzo fuego;
en la arena punteado,
con el imperturbable viento
de un retorno hoy azuzado,
hacia el Río de Vida en mi domingo dormido.
Del blando digitador de tu piel comprenderé
de pronto por que se saturan tus puntas.
Como emerjo de esta próxima sangre
que no debe ser vista,
para salvar las maquinas
y llegar desvinculado de la repetición
antes de que tus pestañas marchiten.
Quedaras sobre una cercanía disímil,
olvidando que la entrega
nunca cicatrizara en mis palmas,
sustituyendo el abierto énfasis
por un vistazo al agresor instrumentado
de tus enredados cabellos,
tus vestidos aislados
ya son una rotura en la conciencia saturada por el valle,
y el habito de contemplar las mariposas blancas
desde tu liviano regazo;
la profundidad vinculada
al esplendor de cualquier extraordinario día.
El inobjetivo sol cercano que no fue así en tus cabellos,
el prisma celular coincidente
sobre la meticulosidad salvaje,
los dedos intranscendidos en la volubilidad del arte,
la infimidad abismada de tu aliento,
tu temor a la locura,
tu sed....
bebe ella a escondidas el agua naciente de la noche,
bebe a oscuras dividiéndose entre sus imposibles labios.
Que fue mi mas aliado pensamiento,
el llanto lo raja silenciosamente
mientras la inocente fuerza reposada en mis ojos se alivia,
flota,
mira abajo la abismada gravedad del mundo.
Donde ha de quedar lo ordinario por fin,
si lo poco que olí de la riqueza
fuera es agregado a la realización del “Corpus”.
Tu vientre,
y la dolorosa inseminación que rompe al universo,
tu ardiente vaso,
y las únicas manos
que pueden sostenerlo al margen del aliento,
tu alma,
toda tu llantitud tolerable que humedece
las seguras ascuas del apasionamiento.
Me permitiré exigir mientras el Amor mire mis ojos
el denso cuerpo de la dificultad,
un gesto acorde a la percepción de tu ingenua presencia.
Me permitire elaborar la tentadora cuestión
utilizando la dulzura disuelta
para siempre en mi temperamental sosiego,
y al tenerla abierta,
desgargantada y sin piel entre mis dedos,
engolosinaré una nutritiva caricia
en el inaudito aroma de tu ego.
Me permitire rehabitar tu pecho,
lejos de esperar un asertivo hundimiento,
latiré suavemente
para que el sencillo impulso dure un día mas de los míos,
un beso mas de los tuyos.
La vida nos rapta,
nos reclama allí donde solo se puede estar tranquilo...
de repente todo se reduce a un cuerpo,
de repente la palabra se cae
en las inmensas redes del silencio,
y ya no me provoca salir
a menos que se trate de unos ojos afluentes
de la inaudita belleza.
El dolor pertenece a otra época,
y no importa si ya no pudiera sentir de cerca esas galaxias,
quien no ha aprendido a hacerlo por mi
se extravía en el camino que conduce a casa.
Me siento bueno hasta el mas palpable de los sueños,
y es como si hubiera perdido para siempre
el derecho de cortar lotos,
aparta,
como si la genuina fibra
dispuesta para la convención se encontrara
en cada una de estas cosas.
había confiado en que la mañana
se encargaría de liberarme sobre una sensación completa...
es tan rápido este cambio,
a medida que me lanza
por encima de un mundo hasta ayer propicio,
veo con claridad todo cuanto puede ser atado,
y lo dejo,
porque es idéntico a lo que mañana desencadenara tarde...
raro es el amor cuando despierta sin mi
y mas desde que infalible la presencia
de una luciernaga ilumina el cielo en el que vivo...
que ella es propicia en mi Alma;
me retrae sobre el mas palpable de los sueños,
atendiendo lo absoluto para auxiliar la reacción humana.
Que hay detrás de la transparencia,
sino una suerte de orden sin estímulos...
sol químico,
después lo habría tocado intencionalmente,
lo habría escuchado flameando entre la tempestad,
lo habría soplado en el perecedero matiz de la conciencia.