Estás en mis brazos adormecida, abrazados en el balcón,
mirando la tierna luna que poco a poco se desvaneció,
entre las nubes oscuras, llenas de lluvia se ocultó,
cae una pequeña gota que de las nubes escapó.
Miro tus bellos ojos inocentes y claros,
recorro con caricias tus bellas manos,
despiertas, abres tus ojos lentamente y te beso,
te ves tan hermosa, guardo de ti ese bello recuerdo.
Bajo el crepúsculo nocturno te recorren mis manos como enredaderas,
acariciando desde tu cabello hasta tus piernas,
beso tu boca y tus ojitos de almendra,
bañados por las nocturnas sombras, tan hermosos, hacen que más te quiera.
Me encanta recorrer tiernamente tu piel morena,
iluminada a la luz de las velas,
noche romántica, en partes rosa, en partes negra,
me envuelves en la frescura de tu cuerpo y tu olor a grosella.
El viento mueve lentamente las ramas de los manzanos,
las nubes desde el cielo siguen sus pasos,
soy tan feliz de que estés, desde hace mucho tiempo a mi lado,
no dejo de quererte, eres lo que en ésta vida más he amado.
Un ángel de amor en mis brazos miré.
Eres tú mi vida, a cualquier lugar que vayas contigo iré,
tras tus pasos, tras el torrente inmenso de tu corazón,
siguiendo tu luz, lo mágico y único de tu amor.
Seguirte como el susurro leve del arroyuelo,
por ti dejo la tierra y te sigo al cielo,
abajo de nosotros florecen blancos alcatraces y azucenas,
mientras beso tu deliciosa boquita serena.
Nuestras sombras copian nuestros movimientos en el cristal,
es como si nuevamente te volviera a amar,
se repite el momento y te vuelvo a enamorar,
tú de mí y yo de ti, envueltos en un idilio celestial.
Contigo a nuestro rincón íntimo me quiero escapar,
sólo deseo estar a tu lado y tu dulce voz escuchar,
nuestro amor mueve al viento y el mar,
los dirige con cada abrazo con el que te vuelvo a besar.
Tu imagen, hacia donde mire, me sigue mi amor,
es tan hermoso verte en todas partes, se regocija mi corazón,
mirándote tras de mí noche y día, que maravillosa sensación,
es la fuerza de nuestros sentimientos, horas solitarias de nosotros dos.
“Nos encontró amándonos la madrugada, abrazados, en nuestra alcoba, con las sábanas arrugadas, llenos de tu perfume, tan delicioso que llena las almohadas, amor silencioso cómodamente instalado en la cama, mis caricias recorren tu cuerpo como torrentes de agua, besando de ti tu cabello negro, llenándote de mis besos, completamente, cada parte de tu cuerpo.”