Y miro a tu boca, y veo las cuerdas del arpa caída,
trocar una melodía con tus labios, es como surcar
por los mares australes, y no temer a perderse.
Oh, amada, ¿por qué no se la devolviste a los ángeles?, allá,
entre las nubes, divertidos y jolgoriosos,
incautos ante mis palabras de despecho,maldiciendo,
el día en que la canción de pureza nívea que ambos compartimos,
se perdió entre las mareas de la lujuria.
Y no sólo tu sonrisa, si no esas perlas, que osas ocultar
con tus mantos que más de una vez, a la luna azul, se revelaron
para decir "te amo".
Y me pregunto cada noche, si, oh, hoy podrás enamorar a la luna,
y podré verte, si danzas con ella.