Se doblan las pieles que la frente cicatriza
Y sean han acumulado almanaques sobre la espalda
Y la quedeja hoy no es tan tupida, parece ralearse
Con los peines que la vida desgasto con su roer.
Se doblan las rodillas tras adelgazarse
Esquivas las fuerzas tras mucho caminar,
Ofuscados los ojos, como compuertas cerradas
Se dilata la turbia ceguera, sustentáculo artificial
Que apadrina su afán en deletrear al menos
Estas rimas que las pupilas transitan.
Y si al confundir su llamado en otros nombres
Y falto de agilidad cerebral
Se bifurquen espantadas las ideas coherentes
En la ultimas páginas teflonadas de su existencia.
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