Sé de una fina lluvia
que puede cubrir tu rostro,
no lastima, al contrario,
su suavidad agrada cada poro.
Sana heridas que dejaron años atrás,
cada gota penetra hasta donde dejaron dolor,
y se vuelven anestecia,
calman cada grito desgarrador...
Ésa fina lluvia puede hacer que cierres los ojos
sin tener pesadillas y
también puede ayudarte a olvidar los malos recuerdos,
a que a tu mente ya no lleguen pensamientos dolorosos.
Y al final de su precipitación, al salir el arcoiris,
verás aún más bello en él cada color...