Las notas lastimeras
de un lloroso violín
lanzan al viento quimeras
de enigmático sufrir.
En su paseo magistral
va recorriendo sin pausa,
toda la escala musical,
mientras su dolor avanza.
El arco con aguda fricción
produce las tristes notas,
que van dejando el dolor
de lágrimas que solas brotan.
Un llanto desconsolador
sale del triste violín,
lo siento llorar en DO,
lo siento gemir en MI.
Esas notas tan hirientes
que salen del instrumento
van mostrando a los oyentes
los estragos del tormento.
El violín, sólo es portavoz
de un dolor que se eterniza,
pues sólo refleja el dolor
de su triste violinista.
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