Espero que algún día te conviertas en tímpano
aunque sólo sea por unos segundos
para escuchar lo que gritan mis folios,
los nombres que pronuncian las fotos que guardo;
para oír lo que susurran los rincones de mi cuarto
y las maletas del trastero, y mis zapatos viejos
y esos sombreros desvencijados que tanto odias.
Espero de corazón que algún día,
aunque sólo sea por una vez en tu cuadriculada vida,
descorras al fin los párpados de tus oídos
y escuches lo que el universo entero está gritando
por más que mis labios no sean capaz de pronunciarlo.