Un suspiro corta el sonido de mi silencio,
De mis pensamientos que gritan y suplican,
Pensamientos que se hacen infinitos, tan fríos,
Me pierdo en recuerdos todavía vivos,
Que se marcan en mi pecho,
Que hinca mi corazón como la espina maldita
De la rosa que inspira la suave briza
Esta que me mantiene anhelante y viva.
...
Pasa el tiempo como agua entre los dedos,
Mientras me escondo del dolor entre sueños,
Maligna presencia que entre mis sueños se cuela,
Se hace dueño de mí el temor de vivir,
De seguir viviendo así sufriendo, preferiría la muerte,
Entregarme sin resistencia a esta vil tortura,
Este desconsuelo que me ha dejado sin fuerza ni aliento,
Retumba en mi cabeza una y otra vez “Yo no puedo seguir, lo siento”.