Son los fríos nocturnos que invitan al amor,
que surge alado de todos lados
y hacen más intenso el romance
en el hundimiento de los enamorados
y cegados por sus instintos se desbarrancan
en la inevitable pasión.
Sentimientos de fuerte raigambre
que se apartan de la indiferencia
y hacen que los riachuelos
se engalanen con la musicalidad
de las arpas y flautas de la naturaleza,
en la presencia de los enamorados,
con ecos de gotas de cristal,
y cientos de pájaros cantadores
que juntos hacen una sinfonía
que es como el amor, invisible,
que se siente y que subyuga,
y se goza en una aventura
y es una verdadera locura
en una indescriptible hermosura,
a donde los peces saltan de alegría
cuando todo es amor
y amor es todo lo que existe
en el paraíso de Cupido y Afrodita
y de las almas invisibles
de los enamorados por siempre.