Ven,
no importa que sea despacio;
bailando un bolero
o sobre el caparazón de una tortuga.
Trae la sonrisa de papel
en la que dibujé el contorno de mi piel.
Los ojos de vidrio
que penetran cualquier diamante.
Ven como viene la noche:
cabalgando sigilosa sobre La Luna.
Deja que tu espalda aventurera
siga el rumbo de mis huellas errantes.
Y cuando llegues construiremos un castillo
con nuestros huesos.