Voy bajando las veredas,
desde los cielos al río
para encontrarme contigo,
en esta noche de estrellas.
En el camino se encienden
las luciérnagas que alumbran
mis pasos en la penumbra,
una penumbra silente.
Sobre las aguas del río,
hay luces entre burbujas,
son estrellas que dibujan
su cara en espejo amigo.
La noche me abre sus puertas
y se despejan los cielos.
Unos ángeles despiertos
van a coger sus trompetas
y yo les digo que callen,
que no es noche de fanfarrias,
que yo sólo quiero amarla
sin notas que me acompañen.
Saludos serán mis besos,
que le den la bienvenida,
mis brazos serán su guía
y mis caricias… su sueño.
Nos miraremos los dos,
sin tiempo que nos limite,
tan sólo un eco que grite
en el silencio este amor.
Y cuando llegue la aurora
dormiremos este sueño,
hemos soñado despiertos
este amor que nos devora.
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