Estar ceñido a ti ante la flagrancia
De la armonía de tu inexistencia
Es como amar en Dios la petulancia
Y en el Demonio mismo la inocencia
Es descubrir la ciencia en la ignorancia
Las artes a través de la conciencia
Y revelar que, en tanto tu carencia
Estoy pensando en ti con abundancia
Quisiera despertar para soñarte
En el umbral del cielo y del infierno
Desde el invierno a ciegas contemplarte
Como ánima de fuego sempiterno
Para poder perderte y encontrarte
En este amor mortal que se hace eterno
Gerardo Villalobos