Por primera vez en la historia de mi vida,
hoy me siento pesimista, y sin entrar en detalles;
te voy a decir ¿por qué? y el ¿por qué? lo eres tú,
que hace días me has negado el perfil de tu sonrisa.
¿Por qué? me pregunto yo, si han sido mis confesiones,
con tan escasas palabras o alguna acción de mi hombría;
ya que a veces me has tildado de que yo soy un machista.
Todo fue tan de repente y aquella pasión sentida;
se la arrojaste a las llamas y convertido en cenizas.
Ahora recurro atrás, a escudriñar en mis huellas,
por si acaso una querella, de algún momento olvidado;
ya nadie la haya pisado para refugiarme en ella.
¿Y sabes qué? que tan sólo tú , puedes darme la respuesta.
El inmesurable amor que por ti siempre he sentido,
hoy se anida en la presteza que a tu juicio he dirigido,
por saber lo que te calla , siendo el corazón su nido.
Si el hastío, la nostalgia, recurren a tu pensar;
y eso te causa llorar no digas que es por mi culpa.
¿Y que culpa tengo yo?, tal vez tú no lo creas,
pues se bien que mucho dudas, pero mis noches sin ti ;
las vivo apesumbradas, se me tornan más obscuras.
Días brillantes de sol, sin la luz de tu ternura;
son días que van pasando y la espera me tortura.
Semanas que van de vuelo cual palomas esparcidas,
y yo las vivo en tu espera , pues mi esperanza está viva.
Tu sabes que yo te amo que sin ti no tengo vida,
eres como la rosa, de un jardín, que está prendida.
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José Miguel (chemiguel) Pérez Amézquita