Te observo, pero mis ojos no te pueden ver,
te palpo, pero tu piel es incorpórea,
te oigo, pero mis oídos no saben tu voz,
te puedo degustar, pero mis labios no te
distinguen,
te olfateo, pero tus feromonas se esparcen.
Mis ojos te apresan, cuando la mente te
imagina,
mi piel te siente, cuando roza un texto de
poemas
mis oídos te escuchan, cuando cantan las aves,
mi gusto te tiene, cuando pienso en tu boca,
mi olfato te huele, cuando el jazmín florece.
Te distingo imaginada,
mitad real, de fantasías,
tejiendo mil alegrías,
construyendo una alborada.
Me hablas adivinada,
a veces porque lo pido.
Hay un lugar tan perdido,
donde percibirte intento;
que llegas sólo en el viento;
te trae mi sexto sentido.