la negra rodriguez

CARTA A UNA AMIGA

Amiga, desde que te conocí sentí tanto aprecio por ti

  Y más que eso admiración porque te proyectaba mi  entendimiento como una mujer sería  sensata  profundamente humana y con esa sensibilidad maravillosa para poder expresar como nadie  cada idea, cada cosa, y eras tan clara y diáfana que para mi eras el mejor referente en cuanto a manifestaciones  escritas. Te vi, de pronto tan humanamente  molesta, entristecida,  sintiéndote estafada y mi corazón temblaba de dolor junto al tuyo, tal vez nunca me lo creíste pro  yo sufría contigo cada embate de las  decadencias morales de las cuales eras  víctima. Te  sabía enferma y temía por tu salud, te vi desprotegida y quise protegerte, Te sentí con frio y quise ser tu abrigo, claro, tal vez eran ideas mías y tú no necesitabas de mi, tan solo de ti. Cuando  vi que te envidiaban levante mi voz queriendo que mi voz te cubra, tal vez no lo conseguí pero era mi anhelo. y  luego observé como en desfile pasaron  quienes vilipendiaron tu imagen, te dije no pelees, no hagas caso, eres superior no bajes de tu pedestal, y bueno mis palabras  eran  como piedras en un saco sin fondo. Es que nunca entendiste que cuando me declaro amiga, soy a consecuencia y hasta la muerte. Pero hoy te siento tan distinta, tan ajena a la que le di mi amistad. Estas como lo que combatías. Perdiste la elegancia, perdiste la brújula, y estas hoy con quienes si echaron sobre ti escupitajos malolientes. Y ¿sabes? Me duele eso, porque sé que en esencia sigues siendo la que conocí una tarde de un mes cualquiera, que me dijiste negra ¿te conté mi vida?.

Yo sigo siendo la misma que te da la mano, tú  sigues siendo la misma pero estás dormida. Yo estoy en algún rincón de tu tiempo pasado, siempre con una sonrisa para ti aunque  no  la veas y pienses que es una mueca.

Despierta amiga y palpa la realidad, La  amigas no solo están para  adularte, de eso  sabes bien que no hay que fiarse, las amigas también  están para  sacudirte y decirte verdades dolientes, pero verdades, como hoy te las digo yo.

Y aunque  cuando lo necesité no me cubriste las espaldas, te perdono, porque al fin de cuentas yo sigo siendo yo, la misma que todos conocen , y nadie me ha quitado nada.

Lanegra rodriguez.